Teatro Juan Bravo

Morfeo, los del teatro, no el de los sueños, ya nos contaron una vez que el porvenir estaba en los huevos; y, claro, como la vida desde aquel octubre de 2020 hasta ahora no ha cambiado mucho y sigue habiendo déspotas y siguen reinando los oligarcas y siguen triunfando los especuladores, ahora vuelven para contarnos, con su típico y característico teatro del absurdo, que están hasta los huevos. Vamos, que de aquí a nada, nos quedamos en pelotas sin evitarlo. Titulan a su obra Strip-Tease y sin música de Joe Cocker ni artificios, nos anuncian que «no importa que creas que controlas, al final acabarás en bolas».
Así que desde la ironía y la parodia, sin tomarse nada en serio, dirigidos por Mayte Bona y Patricia Díez-Labín, y también por una mano invisible mandona e insolente, van a colocarnos a dos actores sobre el escenario con sendas bolsas de cartón sobre la cabeza. Dos hombres de mediana edad, comunes y corrientes. Los van a llamar Señor A y Señor B y les van a hacer tratar de entender por qué están ahí... hasta hacerles asimilar que en esa habitación claustrofóbica, en esa situación ridícula, todavía hay alguien que puede controlar su vida. Que puede castigarlos si no obedecen. 
Entonces comenzará la época del destape. El strip-poker; sin más cartas sobre la mesa que la de la libertad. La libertad perdida, se entiende. La que está controlada por el poder y la deformación de la verdad. La que está en manos de la tiranía y deja a nuestros principios y nuestra toma de decisiones escondiendo sus vergüenzas y en pelota picada.