Estas aventuras suelen comenzar bien. Un hombre y una mujer sobre un
sofá más bien pequeño. Juntitos. Abrazados y queriéndose. Queriéndolo
todo el rato. A veces continúan con un «hasta que la muerte nos
separe» sobre el altar y a veces no acaban... y otras sí. Sobre un
escenario, por ejemplo. De pie y guardando distancia de seguridad. Con
un sofá a cada lado, mientras una cita de Los Inquietos de Linn
Ullmann recuerda que «el cuerpo se compone en su mayor parte de agua;
el corazón de ira».
También de ironía. Como la obra escrita por
Emilio del Valle. Una comedia seria que trata de entender la ruptura
de la pareja desde el monólogo conjunto. Desde la sucesión de
reflexiones emitidas de manera unidireccional a cada lado del sofá. Es
una terapia sin más terapeuta que un público que escucha, pero no
ofrece soluciones. Una tragedia sin Grecia, un matrimonio sin boda. Un
viaje atrás hacia el comienzo de la relación. Un regreso a la
imperfección del futuro.
El autor «quería reflexionar sobre que
al final, pasado todo, pasada la pasión, el crecimiento, la
paternidad, la separación, la violencia, quedamos solos, y con la
responsabilidad de dilucidar entre seguir creyendo que el malo siempre
es el otro, o aprovechando la oportunidad de entenderle». Y todo eso
que es pasado, al final sólo encuentra un presente: el de la
paternidad. El único motivo que vive hasta la muerte.
HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE
27 abril
Teatro
Compañía: Inconstantes Teatro
Dirección: Emilio del Valle
Dramaturgia: Emilio del Valle
Intérpretes: Jorge Muñoz y Lidia Palazuelos
Función: 20:30 h
Duración: 1 h y 15 min
Precio único: 10 €
Red de Teatros Públicos de Castilla y León