Teatro Juan Bravo

Encontrar el nombre de Daniel Veronese en un cartel puede dar buenas pistas sobre un gran menú. Encontrar la mirada fija de Malena Alterio y la sospechosa de David Lorente de frente, como si llevasen más de media vida esperándote, te hará lamentar no haberte sentado a su mesa si finalmente no decides estar entre Los amigos de ellos dos.
Porque la amistad puede servirse en bandeja de plata si la cena se queda fría. Y doce años de bandejas de plata y cenas frías pueden ser demasiado. Y un minuto tarde ya es tarde, pero diez, veinte, treinta... «¿Por qué llegan siempre tarde?» Nicolás y Eli se lo preguntan mientras esperan a esa pareja de amigos a la que llevan aguardando cada jueves. También se preguntan qué rol ocupan en la vida de ellos, si el interés en sus idas, venidas y preocupaciones es real o si habrá llegado el momento de mostrarles su descontento.
La mesa está puesta y la conversación debería estar presta. Pero Los amigos de ellos dos siguen sin aparecer. Y quizás es hora de reconocer que ellos son más interesantes. Más agudos. Más atractivos, incluso. Tal vez la sociedad les ha cambiado el lugar que ocupan. Tal vez ha acabado con las cenas de los jueves.